sábado, 21 de enero de 2012

Morir sin arriesgarse

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A veces dejamos pasar el tiempo y envejecemos, nos reprendemos por no haber hecho muchas cosas. Por no habernos arriesgado. Esta historia trata sobre esto.


En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto.
Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía:
Entonces… “Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa”.
Todos elegían ser muertos por los arqueros.

Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo:

—”Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?”

Y le responde el rey:

—”Dime soldado”.

—”¿Qué hay detrás de la horrorosa puerta?”.

—”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey.

El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente… , finalmente, descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad.

El soldado admirado sólo miro a su rey que le decía:

—”Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgarse a abrir esta puerta”.

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por el miedo de arriesgarnos?.
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?

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